"No existen pruebas concluyentes en [los resultados] del Equipo de Investigación Conjunto (JIT, por sus siglas en inglés) que posibiliten acusar a Rusia. En cuanto al responsable [del derribo], no se puede señalar a Rusia", dijo el ministro.
"Está claro que vamos a tener en consideración las relaciones diplomáticas. Cualesquiera que sean las siguientes acciones, estarán basadas en pruebas concluyentes", añadió.
El Ministerio de Defensa ruso afirmó, por su parte, que ningún sistema antiaéreo ruso cruzó la frontera con Ucrania y remarcó que la investigación del JIT no incluye los testimonios de personas que viven cerca del lugar de la catástrofe y según los cuales el misil fue lanzado desde un área controlada por los militares ucranianos.
En este sentido, Serguéi Lavrov criticó a los Países Bajos por no presentar dato alguno que avale las conclusiones de la investigación. A la vez, reafirmó la disposición de Moscú de cooperar con la investigación.
El 17 de julio de 2014, un misil alcanzó el vuelo MH17 de la compañía Malaysia Airlines que se dirigía de Ámsterdam a Kuala Lumpur —capital malasia— cuando este sobrevolaba Donbás, zona convulsionada por los enfrentamientos entre las tropas ucranianas y las milicias locales.
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El JIT concluyó en su informe del 28 de septiembre de 2016 que el avión fue derribado por un misil del sistema antiaéreo Buk, presuntamente transportado desde Rusia a un área bajo control de las milicias de Donetsk. Estas niegan su implicación en la tragedia y acusan a los militares ucranianos.
El consorcio ruso Almaz Antey, fabricante de los sistemas de misiles Buk, había presentado un informe en el que expone los resultados de una investigación propia. Según esta versión, el avión malasio fue derribado desde una zona controlada por el Ejército ucraniano.
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