"Caminamos en esa dirección (de normalizar el abastecimiento), es un proceso que no tiene la velocidad que nos gustaría que tuviese, pero viene creciendo en intensidad; hoy más que ayer y mañana seguramente mucho más que hoy, caminando hacia una normalidad", indicó Padilha.
A pesar del acuerdo alcanzado entre el Gobierno y los representantes de los camioneros para bajar el precio de los combustibles, el 29 de mayo continuaban los bloqueos en decenas de carreteras de todo el país.
El Gobierno lo atribuyó a protestas que ya no tienen que ver con los camioneros, que aseguraron que la huelga terminó, sino con personas desvinculadas del movimiento que quieren desgastar al Ejecutivo de Michel Temer.
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En este sentido, el Gobierno informó que se detuvo a siete personas en el estado de Maranhão (noreste) por bloquear un convoy.
Los representantes gubernamentales también minimizaron el carácter de algunas protestas, vinculadas a esta huelga, que piden una intervención militar que derroque al actual Gobierno como solución al caos que, en su opinión, vive el país.
El ministro del Gabinete de Seguridad Institucional, Sergio Etchegoyen, dijo que ese asunto es "del siglo pasado" y que no conoce a "absolutamente ningún militar" de las Fuerzas Armadas que piense en esa posibilidad.
Previamente, el presidente Michel Temer, que participó en un foro con inversores en Sao Paulo, dijo en declaraciones a la prensa que no veía ningún riesgo de una intervención militar.
El Ejecutivo brasileño aceptó reducir el precio del diésel 0,46 reales (0,12 dólares) por litro durante 60 días, pero las protestas siguieron a lo largo del lunes 28, a pesar de los llamamientos de los representantes del sector a terminar con la huelga.