Un informe fiscal del Comité para las Fuerzas Armadas de la cámara baja del Congreso estadounidense revela que la modificación de los F-35 para los portaviones —el F-35C— carece de alcance efectivo autónomo y depende mucho de las aeronaves cisterna para operar con eficacia, escribe el medio Task and Purpose.
"Mientras la incorporación del F-35C expandirá considerablemente las capacidades 'stealth' [de la Marina de Guerra de EEUU], los aviones pueden necesitar un radio de alcance mayor para combatir sus blancos necesarios", reza el informe.
Los grupos aeronavales cruciales para la proyección de fuerza de EEUU se ven cada vez más contrarrestados por los misiles antibuque de largo alcance, en desarrollo en varios países del mundo, entre ellos Rusia y China.
El artículo estipula que actualmente el radio de combate de un F-35C es de 1.240 kilómetros, y si el portaviones se ve obligado a mantenerse a una distancia de unas 1.000 millas náuticas (1.852km) de la zona de combate —en el alcance del nuevo misil ruso Kinzhal, por ejemplo—, los cazas necesitarán un repostaje aéreo.
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A su vez, la maniobra de repostaje revelaría la ubicación de los cazas, ni hablar del riesgo de interceptación de los propios aviones cisterna.
¿Quién es culpable?
Los críticos del programa de los F-35 —el proyecto bélico más caro de la historia— argumentan que dada la complejidad del proyecto, tardó demasiado tiempo y ahora las ventajas del caza, en particular de su versión para los portaviones, se ven contrapesadas por los avances en las tecnologías de misiles.
Por otro lado, este desarrollo fue "predecible", sostiene el artículo, ya que los planes de China y Rusia de hacerse con las armas antibuque más eficaces se conocieron al menos hace una década.
Mientras, el proyecto de un avión cisterna no tripulado está en su primera fase, y sus hipotéticos benefactores serían las mismas empresas que fabrican los F-35, señalan.
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Su primer despliegue operativo en un portaviones se espera no antes del 2021.
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