"Brasil es totalmente dependiente del modelo de carreteras, tanto para uso de pasajeros como en el de cargas", apunta Marques, que recuerda que dos tercios de las mercancías que se mueven por Brasil lo hacen en camiones y que la red ferroviaria es mínima y muy precaria.
Sin embargo, el especialista es consciente de los desafíos, empezando por el tamaño continental de Brasil, que hace que muchas líneas sean poco rentables.
Marques considera que sí tendrían opción de ser redituables las líneas que comunican las grandes regiones productoras de materias primas —sobre todo productos agrícolas como la soja—, con los puertos, pero el docente remarcó que para ello tendría que haber también una demanda de transporte de la costa hacia el interior del país.
"Un proyecto así debería considerar llevar productos de interior a la exportación, pero también que lo que se importa llegue a un área productiva; habría que pensar en crear un clúster industrial al mismo tiempo que seguimos exportando", dice.
Soluciones, no paliativos
La huelga de camioneros, con bloqueos de carreteras que están empezando a afectar gravemente al abastecimiento y a la exportación, ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad del sistema de transportes del gigante sudamericano.
En 2018o el Gobierno invirtió 971 millones de reales (265 millones de dólares) en construir o ampliar vías de tren, frente a los 3.000 millones de reales (820 millones de dólares) dedicados a las carreteras.
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De cara a la actual crisis Marques pide que el Gobierno busque "soluciones y no paliativos", y considera que la idea de eliminar totalmente impuestos al diésel (como piden los camioneros) no es viable.
La huelga de camioneros se inició el 21 de mayo y aunque el 24 de mayo el Gobierno anunció un acuerdo con los camioneros para que dejasen las paralizaciones al menos durante 15 días, el 25 de mayo las protestas siguen y se están agravando los problemas de abastecimiento.