En una rueda de prensa al término de las negociaciones con su par francés, Emmanuel Macron, Putin recordó que pese a que Moscú propuso a "trabajar conjuntamente para investigar la tragedia", no le conceden acceso a la investigación que realiza el Equipo de Investigación Conjunto (JIT, en inglés).
"Para que reconozcamos lo que dice (el JIT), tenemos que participar plenamente en la investigación", dijo.
El Ministerio ruso de Defensa declaró que "jamás un sistema antiaéreo de las Fuerzas Armadas de Rusia cruzó la frontera ruso-ucraniana", y apuntó que la investigación del JIT carece de los testimonios de residentes de localidades ucranianas cercanas del lugar de la catástrofe, "según los cuales el misil fue lanzado desde el territorio controlado por las Fuerzas Armadas ucranianas".
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También expresó su preocupación por el uso de imágenes procedentes de las redes sociales en la investigación, "que fueron manipuladas".
A bordo de la aeronave se encontraban 298 personas, en su mayoría holandeses; no hubo supervivientes.
El JIT concluyó en su informe del 28 de septiembre de 2016 que el avión fue derribado por un misil del sistema antiaéreo Buk, presuntamente transportado desde Rusia a un área bajo control de las milicias de Donetsk.
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Las milicias niegan su implicación en la tragedia y acusan a los militares ucranianos.
El consorcio ruso Almaz-Antey, fabricante de los sistemas de misiles Buk, había presentado otro informe, en el que expone los resultados de una investigación propia.
De acuerdo con esta investigación, el avión malasio fue derribado desde un territorio controlado por el Ejército ucraniano.