Hitler, Goebbels y sus propagandistas extendieron el uso de la palabra 'untermenschen' (subhumanos) para referirse a gitanos, judíos, bolcheviques soviéticos —sic—, polacos y serbios.
En el siglo XXI, en una región de Europa llamada Cataluña, el nuevo presidente del territorio aboga por separarse de España y ha dejado escritos sus pensamientos a lo largo de su carrera. Para Joaquim Torra, elegido como 131 president de Cataluña, los españoles son "bestias con forma humana". En 2012 aseguraba: "miras a tu país y vuelves a ver hablar a las bestias. Carroñeras, víboras, hienas. Bestias con forma humana que enjuagan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como una dentadura postiza de moho, contra todo lo que representa la lengua [catalana]"…
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Para juzgar la evolución del socialismo catalán, Torra tenía en 2011, y quizá sigue teniendo, una explicación biológica: "los socialistas han entrado en un proceso de decadencia ineludible, al mezclarse con la raza del socialista español. Los cruces con la raza del socialismo español fueron aumentando hasta mutar el propio ADN de los autóctonos".
Conceptos que se pensaban obsoletos, como el etnicismo —por no hablar de racismo—, o el supremacismo, vuelven a oírse estos días en Cataluña para juzgar a un nuevo presidente, elegido por la mayoría independentista del Parlamento local.
En sus discursos de investidura, el nuevo mandatario ha declarado su intención de seguir el camino hacia la "República independiente catalana". El problema es que, para ello, deberá violar, como su antecesor, las leyes vigentes en el Estado español, la Constitución española y el Estatuto de autonomía de la comunidad autónoma catalana, que le confiere precisamente la posibilidad de ejercer la presidencia de Cataluña.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 3 апреля 2018 г.
Cuando el gobierno de Mariano Rajoy, apoyado por el Partido Socialista y por la formación Ciudadanos, aplicó el artículo 155 de la Carta Magna española para gestionar temporalmente Cataluña, se estableció que la medida dejaría de aplicarse en el momento de la formación del nuevo Gobierno local.
Pero Mariano Rajoy prefiere esperar a los hechos, antes de juzgar las palabras de Torra. Y no tanto por mesura y reflexión, sino porque los presupuestos del Estado dependen de su acuerdo con el Partido Nacionalista Vasco, la derecha vasca, que le exige el levantamiento del 155 para brindarle su apoyo en ese capítulo.
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El Presidente Rajoy y su Partido Popular, ven cómo las medidas que han aplicado desde hace meses en Cataluña no han obtenido ni la calma social ni la disminución de las intenciones del voto secesionista. Con una representación insignificante en el Parlamento catalán, el PP comprueba cómo la adhesión popular a nivel estatal se evapora a la misma velocidad que Ciudadanos le despoja del liderazgo en los sondeos.
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Si a ese objetivo se unen las acciones callejeras de control social y propaganda, la situación puede devenir explosiva. Así lo cree el líder de los socialista catalanes, Miquel Iceta, que advierte a Torra que "si se rompen las leyes de la convivencia esto acabará como el rosario de la aurora, es decir, con una batalla campal".
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Ningún político se atreve a manifestarlo de forma clara, pero el peligro de un aumento de la violencia callejera es un temor que se extiende por Cataluña. Los independentistas necesitan la tensión permanente para mantener calientes sus aspiraciones, en paralelo a su acción política.
En el debate de investidura, el candidato Torra escuchó las críticas en ese sentido del representante de Catalunya en Comù, Xavier Domenech, quien reprochó a los otros partidos de la izquierda catalana, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y la CUP (Candidatura d'Unitat Popular) que apoyen a un candidato conservador y se olviden de la lucha social. Declaraciones que sirven también para recordar a muchos despistados fuera de España que el nacionalismo no es precisamente una cuestión de izquierdas.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK