"Lula es mucho más grande que la prisión en la que se encuentra, como ser humano y como líder; son 30 días de cárcel y Lula continúa presente en el escenario político nacional, no han conseguido apartarlo del día a día del país, ni naturalizar su detención, ni volverle invisible", expresó en una nota oficial la presidenta del partido, Gleisi Hoffmann, que remarcó que siguen confiando en él para las elecciones generales.
A pesar de ello el PT presentará su candidatura el próximo 15 de agosto ante la Justicia Electoral, argumentando que la ley determina que la "inelegibilidad" debe suspenderse cuando aún hay recursos plausibles tramitándose (los abogados de Lula recurrieron ante el Tribunal Superior de Justicia y el Tribunal Supremo Federal).
"Pase lo que pase no hay ningún margen legal para la negativa anticipada de la candidatura de Lula", remarcó Hoffmann, que también aprovechó para zanjar los recientes rumores que apuntaban a que el expresidente habría dado luz verde al partido para que empezara a buscar sustitutos o alianzas con otras formaciones de izquierda.
La prensa local apunta como posibles recambios de última hora al exministro de Educación y exalcalde de São Paulo, Fernando Haddad, y al exministro de Defensa y exgobernador del estado de Bahía (noreste), Jacques Wagner (ambos del PT).
También se barajó la posibilidad de que Lula autorizara que Wagner fuera candidato a vicepresidente en la candidatura de Ciro Gomes (Partido Democrático Laborista), respetado en el centro-izquierda y amigo personal de Lula, a pesar de que en los últimos tiempos no ahorró en críticas a la política económica y a los casos de corrupción de los gobiernos del PT.
Numerosos activistas, políticos y artistas pasaron por el campamento "Lula libre" en las últimas semanas, siendo el acto del 1 de Mayo el más importante realizado hasta la fecha: todos los sindicatos del país decidieron unificar sus actos del Día del Trabajador en Curitiba para expresar cohesión en torno a la defensa de Lula.
El movimiento que se vive en la ciudad con las muestras de solidaridad con el líder izquierdista contrasta con la realidad que vive Lula, que tan sólo puede recibir las visitas de su abogado, Cristiano Zanin Martins, y sus familiares, algo muy criticado por el partido, que considera que la Justicia le está aislando de forma innecesaria.
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A pesar de su situación, Lula sigue siendo el favorito de los brasileños de cara a las elecciones; una encuesta del instituto de opinión Datafolha de mediados de abril apuntaba que recibiría el 31% de los votos, muy por delante del siguiente colocado, el líder ultraderechista Jair Bolsonaro (15% de intención de voto).
Sin embargo, es cierto que Lula perdió algo de apoyo después de ingresar en prisión: en la misma encuesta realizada en enero tenía entre el 34 y el 37% de los votos, dependiendo del escenario y de quienes fueran sus contrincantes.
La apuesta cerrada que el partido hace por el expresidente probablemente tiene que ver con la escasa popularidad de sus eventuales sustitutos: según Datafolha sólo un 2% de brasileños votaría a Haddad y a Wagner, por ejemplo.