La empresa rusa CaterWil, desde hace poco firma residente del parque de innovaciones moscovita de Skólkovo, desarrolló y puso a la venta la silla de ruedas quizá más móvil construida hasta la fecha.
En vez de seguir dependiendo de la infraestructura especial para las sillas de ruedas, los ingenieros de CaterWil optaron por la autonomía total: su aparato no teme ningún obstáculo y puede subir escaleras por su propia cuenta.
Tras la aparición del impresionante vídeo de demostración de las capacidades de la silla operada mediante un interfaz neural, Sputnik se puso en contacto con la empresa para contar su historia.
Desafío tecnológico
"CaterWil nació en 2012, cuando un amigo mío discapacitado lamentó lo difícil que era subir escaleras en una silla de ruedas convencional. Yo, en aquel entonces, recién graduado de una universidad tecnológica, lo acepté como un reto", cuenta Iván Nevzórov, fundador de la empresa.
La respuesta más adecuada resultaron ser las orugas. Las sillas diseñadas por Nevzórov y su equipo poseen dos modos de funcionamiento, uno normal con ruedas y otro con orugas para montar y bajar las escaleras.
El primer prototipo vio luz en 2013 y, en 2014, se registró la empresa CaterWil. En 2015, Nevzórov recibió una subvención estatal de un millón de rublos —16.000 dólares, según la tasa de cambio de la época— para desarrollar el proyecto.
La fabricación en serie empezó en 2016, y al año siguiente CaterWil salió al mercado extranjero y obtuvo el estatus de residente del parque de innovaciones Skólkovo.
Eficacia confirmada
En los vídeos de promoción, Nevzórov suele afirmar que las sillas de ruedas de CaterWil son "actualmente las mejores del mundo". Y no se trata de ninguna exageración.
En 2017 su aparato ganó la competición patrocinada por Cybathlon, una 'olimpiada' para los fabricantes de prótesis biónicas y vehículos robotizados para las personas discapacitadas.
El trayecto de Cybathlon para sillas de ruedas comprende seis obstáculos de diferente tipo. El aparato que los supera de la manera más rápida y segura gana.
'Made in Russia', vendido por el mundo
"Fabricamos nuestras sillas en Novosibirsk, en el sur de Siberia central. Tenemos un ciclo completo y usamos componentes electrónicos y software ruso", afirma Nevzórov.
Para Iván, su producto "es, sin duda alguna, ruso", ya que son los ingenieros rusos quienes construyen los aparatos y programan cómo funcionan.
Por el momento, tan solo un 15% de los componentes, como los motores eléctricos, los compra CaterWil a China y Taiwán, y el gerente no ve necesidad en esforzarse demasiado en sustituirlos por análogos rusos.
"Que cada uno se ocupe de lo que le sale bien", explica.
Entre las prioridades vigentes están salir al mercado asiático y organizar una línea de ensamblaje en Alemania.
Según Nevzórov, su producto no tiene ningún problema por ser ruso, a pesar de las tensiones políticas actuales y los prejuicios existentes hacia las altas tecnologías rusas.
"Todo el mundo sabe de dónde viene [el aparato] desde el principio. Y las sillas siempre causan un 'efecto ¡wow!'", explica.
Presente y futuro
CaterWil está dispuesto a suministrar sus sillas de ruedas inteligentes a cualquier parte del mundo, incluso más allá de las regiones donde está presente a través de sus distribuidores.
El coste del aparato depende mucho de la configuración y la distancia hacia el país de destino.
"El precio mínimo para el usuario es de 9.000 dólares, y el transporte cuesta unos 1.000 dólares adicionales, según la zona. Lo más caro que vendimos hasta la fecha fue una silla de configuración 'máxima' enviada a las Islas Canarias españolas por 23.000 dólares", revela Nevzórov.
Más allá de las sillas de ruedas, CaterWil busca aplicar su experiencia y creatividad en otros ámbitos. Así, el proyecto actual de los ingenieros es una 'cama polivalente' para los hospitales capaz con 14 modos de funcionamiento.
La página web de CaterWil está disponible en inglés.