Los países en vías de desarrollo suelen ser los más afectados con esta dolencia que a pesar de ser prevenible y curable continúa en marcha. En África, se calcula que muere un niño por minuto producto de la malaria, cuya transmisión se produce a través de las picaduras de mosquitos 'Anopheles' infectados por parásitos del género 'Plasmodium'.
Las estimaciones más conservadoras señalan que unas 400.000 personas mueren cada año a causa de esta enfermedad de las cuales un 75% son niños. Los síntomas más comunes son fiebres altas, escalofríos, características gripales y anemia, lo que conlleva un gran debilitamiento físico y malestar general.
La malaria regresa cada tanto como una nueva epidemia: en 2017 países como Cuba y Costa Rica reportaron casos autóctonos y Honduras registró brotes en un área donde no se habían notificado antes.
Ese mismo año la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó sobre el riesgo de brotes y aumento de casos en áreas endémicas, así como el posible restablecimiento de la enfermedad en lugares donde se había interrumpido la transmisión. De ahí que las naciones libres de malaria deben mantenerse en el foco de atención.
En 2017 cinco países (Brasil, Ecuador, México, Nicaragua y Venezuela) notificaron a la OPS un aumento de los casos según un informe de esta organización. En Venezuela, el Centro Nacional de Enlace para el Reglamento Sanitario Internacional notificó que en las primeras semanas de ese año se registraron 319.765 casos de malaria, refiere el documento.
Brasil notificó 174.522 casos de malaria entre enero y noviembre de 2017 en la región Amazónica, un incremento con respecto a los 117.832 casos reportados en 2016. Mientras, en la región mesoamericana se registró en un incremento en Nicaragua, con 10.846 casos reportados.
Según la OPS la costa pacífica de Colombia y la región amazónica de Perú continúan entre las áreas con mayor transmisión de malaria y con los principales desafíos para el control de esta dolencia.
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La malaria es una emergencia médica que en todos los países requiere hospitalización. La utilización de fármacos antipalúdicos a base de cloroquina son los más comunes, sin embargo, algunas infecciones han logrado una resistencia.
En estos casos los posibles tratamientos pueden incluir cuidados médicos con líquidos intravenosos y otros fármacos, así como asistencia respiratoria. No obstante, la elección del tratamiento depende en parte de la región dónde se contrajo la infección.
En 2015, la Agencia Europea de Medicamentos aprobó una vacuna (Mosquirix) contra la Malaria y lo que era también la primera contra una enfermedad causada por un parásito en humanos. Su uso se concibe como complementario a las medidas actuales de prevención y tratamiento de esta dolencia.