Por un lado, una economía estancada, una infraestructura obsoleta y una población sumida en la lucha diaria por la supervivencia.
Pero el principal reto para el flamante mandatario es cómo prender la esperanza en esa parte de la gente que tiempo atrás coreaba "pa' lo que sea, Fidel, pa' lo que sea" y hoy, más que ver su llegada como una continuidad del proceso revolucionario, la asume como la prolongación del desastre cotidiano que padece desde hace años.
Díaz-Canel marca un cambio generacional, pero está por ver qué significará para los cubanos.
Salido de un entorno humilde, en el municipio de Placetas, en la central provincia de Villa Clara, escaló uno a uno los peldaños hasta llegar aquí.
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De profesor a dirigente juvenil, y de ahí a funcionario atípico del Partido, que en el tiempo que dirigió tanto su provincia natal como la oriental Holguín, supo labrarse una buena fama de hombre amable, sencillo, comunicativo, exigente y preocupado por el bienestar del pueblo.
Ahora, tras una votación unánime de los diputados, toma posesión al frente del país, convirtiéndose en su presidente número 24 y el primero sin el apellido Castro en varias décadas.
Pero su entorno poco ha cambiado: la 'vieja guardia' sigue sentada en casi los mismos sitios en la Asamblea Nacional y a pesar de algunas renovaciones, la edad media del Consejo de Estado continúa elevada.
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Al frente del Partido Comunista, órgano rector de la sociedad según la Constitución, continúa Raúl Castro, algo que recordó el nuevo mandatario en su primer discurso: "El compañero Raúl Castro encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación".
El nuevo mandatario parece tener claros los desafíos, que pasan por complejos temas como la postergada unificación de la moneda, la reforma constitucional, los salarios prácticamente simbólicos y el congelamiento de la iniciativa privada.
Díaz-Canel no quiso hacer promesas, pero aseguró que correspondería a la confianza del pueblo actuando, creando y trabajando sin descanso por responder a sus demandas y necesidades, propiciando el debate y la participación de la gente.
Si es capaz de lograr esos resultados concretos de crecimiento y desarrollo que clama a gritos la sociedad cubana, tal vez algún día cambie la consigna: "Pa' lo que sea, Díaz-Canel, pa' lo que sea".
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK