"Soy escéptico (sobre la puesta en libertad de Lula); tenemos que mantener la esperanza, pero necesitaremos mucha presión, en el mejor sentido de la palabra; eso no significa llegar y torcer el brazo de un juez, nadie hace eso, pero sí mucha manifestación popular, mucha manifestación de líderes internacionales, de intelectuales en Brasil (…) Es necesario que haya una incomodidad con esa decisión", dijo Amorim.
Sus allegados y abogados confían en que el Supremo debata este miércoles una acción declaratoria constituyente que impida que los condenados comiencen a cumplir prisión antes de agotar todas las apelaciones posibles, lo que incluye a Lula, quien tiene un fallo condenatorio en segunda instancia.
Le puede interesar: Lula hoy es castigado por haberle dado más derechos a los brasileños pobres
Una decisión así cambiaría la jurisprudencia que el Supremo adoptó en 2016 en fallo dividido, pero que está vigente hasta ahora, y permitiría a Lula salir de prisión.

"Fue un momento dramático desde el punto de vista humano y político; la última esperanza que teníamos se deshizo (…) le confieso que mi esperanza disminuyó mucho en los últimos tiempos, ahora tenemos que luchar mucho", señaló.
Amorim considera imperativo batallar por el "derecho" de Lula a ser candidato en las elecciones de octubre y para ello juzga necesario conseguir mucha repercusión internacional, así como la unidad de las fuerzas progresistas, además de mantener viva la movilización popular en las calles.
Le puede interesar: Líderes suramericanos condenan públicamente la prisión de Lula
En este aspecto, Amorim no considera que las manifestaciones de apoyo llegadas desde gobiernos de otros países hayan estado por debajo de lo esperado.
"Obviamente, los líderes son cautelosos" porque quieren seguir manteniendo buenas relaciones con el Gobierno actual, observó el veterano diplomático, quien había sido canciller entre 1993 y 1994 y fue también ministro de Defensa del Gobierno de Dilma Rousseff entre 2011 y 2014.
El excanciller impulsó hace meses el manifiesto "Elecciones sin Lula son fraude", que ya acumula casi 300.000 firmas y en el que denuncia la persecución judicial y mediática a la que en su opinión está sometido Lula para evitar que vuelva a gobernar.
Amorim observó que hay cierto riesgo de que las elecciones sean consideradas "ilegítimas" si Lula finalmente no puede presentarse, pero consideró que el PT no debería boicotearlas, sino dar batallas hasta el final, incluso con otro candidato.
Le puede interesar: El presidente de Brasil asume que el país vive un momento "difícil"
En todo caso, subrayó, lo "fundamental" de momento es luchar por la libertad de Lula y por su derecho a ser el candidato del PT, algo que nadie en el partido cuestiona públicamente, a pesar de las escasas posibilidades de esa candidatura.
Nada impide todavía que Lula sea precandidato, incluso estando preso.
Amorim, uno de los diplomáticos más respetados de Brasil, sirvió en la década de 1990 como representante permanente de su país ante la Organización de las Naciones Unidas y fue más tarde embajador ante el Reino Unido, entre otros cargos destacados.
Fue asimismo el único ministro que estuvo en los dos mandatos consecutivos junto a Lula, con quien mantiene una relación personal de amistad.
Amorim suele recibir elogios públicos de Lula por haber contribuido a colocar a Brasil en el primer plano de las relaciones internacionales, un protagonismo que, según el exministro, se perdió por completo con el actual Gobierno de Michel Temer.