"Acompaño al relator para denegar la orden pleiteada", dijo la presidenta del Supremo, Carmen Lúcia Antunes, al emitir su voto, que sirvió de desempate, puesto que hasta ese momento cinco jueces habían votado a favor de la petición de Lula y otros cinco en contra.
El exmandatario izquierdista fue condenado el pasado mes de enero a 12 años y un mes de cárcel en segunda instancia por el Tribunal Regional Federal de la 4ª Región, por presuntos delitos de corrupción y blanqueo de dinero, y en los próximos días la Justicia podrá decretar su entrada inmediata en prisión.
Los jueces Gilmar Mendes, Dias Toffoli, Ricardo Lewandowski, Marco Aurélio Mello y Celso de Mello, en cambio, defendieron que la pena empiece a ser cumplida después del análisis de los recursos por parte una instancia superior, el Tribunal Superior de Justicia.
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Después de más de diez horas de sesión llegó el turno de la presidenta de la corte, que ante el empate, y para que no hubiera "cuestionamientos", pidió de forma protocolaria a sus compañeros que votaran si podía votar; la mayoría le dio permiso y finalmente Antunes rechazó el recurso de Lula.
La presidenta del Supremo aseguró que no hay "ruptura o afronta" al principio de presunción de inocencia y que el cumplimiento de sentencia después de un juicio en segunda instancia no es inconstitucional.
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A pesar de que con este gesto técnicamente el Supremo ya ha dado luz verde para el encarcelamiento de Lula es probable que éste no suceda de forma inmediata, sino dentro de unos días, puesto que hasta el próximo martes 10 de abril el TRF-4, que condenó a Lula en segunda instancia, tiene de plazo para responder a un nuevo recurso de la defensa.
Lula acumula varios procesos en el marco de la Operación Lava Jato, pero en este momento está siendo condenado por presuntamente haber recibido de forma irregular un apartamento de lujo en la localidad costera de Guarujá (estado de Sao Paulo, sureste).
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Según los jueces que le condenaron en un principio, la empresa constructora OAS (una de las implicadas en la trama corrupta de Petrobras), regaló a Lula el inmueble como contrapartida por los favores prestados dentro del esquema y para saldar una deuda con las donaciones de dinero negro que se hacían a su formación, el Partido de los Trabajadores (PT).
A sus 72 años Lula es el precandidato del PT para las elecciones presidenciales de octubre y el favorito en todas las encuestas, a pesar de que es poco probable que pueda presentarse.
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En agosto el Tribunal Superior Electoral empezará a validar las candidaturas, pero las opciones de Lula son escasas, dado que la ley brasileña no permite que haya candidatos condenados en segunda instancia por la Justicia.
El 4 de abril cientos de partidarios del líder izquierdista se concentraron cerca del edificio del Tribunal Supremo Federal en Brasilia, rodeados por un fuerte esquema de seguridad, y a pesar de la tensión entre partidarios y detractores del expresidente por el momento no se registraron incidentes violentos.
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