Las relaciones entre Gran Bretaña y Rusia empeoraron después de que la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, responsabilizara a Moscú de "un intento de asesinato" de Skripal y su hija en Salisbury y ordenara la salida de 23 diplomáticos rusos y la cancelación de todos los contactos de alto nivel entre ambos países como represalia.
"En el caso de Skripal (que tiene doble nacionalidad) la parte británica se niega dar cualquier tipo de información alegando que éste tiene la nacionalidad británica", dice el comunicado publicado en la página web de la Embajada.
Londres insiste en que los Skripal fueron envenenados con una sustancia que supuestamente pertenece a una familia de armas químicas desarrollada por Moscú.
Apoyándose en esas alegaciones, el Reino Unido y otros 28 países, así como la OTAN, expulsaron en total a 153 diplomáticos rusos.
Rusia, que considera infundadas las acusaciones, respondió de manera simétrica a 25 países, al ordenar la expulsión de su territorio de 142 diplomáticos extranjeros.
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Además, Moscú se reservó el derecho a responder a los cuatro países restantes —Bélgica, Hungría, Georgia y Montenegro— los últimos en haberse sumado a las medidas antirrusas por el caso Skripal.