Esta declaración fue hecha durante la reunión del director del Departamento de No Proliferación y Control de Armas del Ministerio de Exteriores ruso, Vladímir Ermakov, con los representantes de las embajadas de una serie de países socios en la Comunidad de Estados Independientes.
Rusia reiteró, añade el texto, que no tiene nada que ver con el incidente del 4 de marzo en Salisbury.
Serguéi Skripal, exoficial de Inteligencia militar rusa reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, que es nacional de Rusia, fueron hallados inconscientes el 4 de marzo cerca de un centro comercial en la ciudad británica de Salisbury.
El Reino Unido y la Unión Europea coinciden en que es "altamente probable" que las autoridades rusas estén detrás del envenenamiento de Serguéi Skripal y su hija.
Moscú rechaza todas las acusaciones por infundadas e insiste en que el ataque a los Skripal, que califica de atentado terrorista, debe ser investigado en el marco de la Convención de sobre las Armas Químicas y con la participación de los expertos rusos.
Este 27 de marzo el Kremlin reiteró que Moscú no tenía motivo para atacar a Skripal, y recordó que en 2010 el exespía fue canjeado porque "no tenía ningún valor o importancia para Rusia".