"Las intensas consultas tuvieron lugar entre los países de la OTAN, tanto aquí en (la sede de) la Alianza Atlántica como en las capitales, estas consultas han dado lugar a la expulsión de más de 140 funcionarios rusos por más de 25 aliados y socios de la OTAN", dijo Stoltenberg.
El secretario general de la OTAN comunicó que el personal de la embajada rusa ante la Alianza Atlántica será reducido en 10 plazas.
De esta manera, señaló, el personal de la embajada rusa alcanzará 20 personas.
La decisión de reducir la representación rusa ante la OTAN por el caso Skripal no cambia la política de la Alianza respecto a Rusia, declaró Jens Stoltenberg.
"La decisión aprobada hoy no cambia la política de la OTAN respecto a Rusia, seguiremos comprometidos con nuestro doble enfoque de defensa fuerte y diálogo", declaró Stoltenberg.
Por su parte una portavoz de la Alianza Atlántica comunicó a Sputnik que le incumbe a Bélgica definir en qué plazo los diplomáticos rusos ante la OTAN deberán regresar a Moscú.
Desde el 26 de marzo, 17 países de la Unión Europea, entre ellos Polonia, EEUU, Canadá, Albania, Ucrania, Noruega, Macedonia y Australia anunciaron la expulsión de diplomáticos rusos —más de un centenar en total— como represalia por la supuesta implicación de Moscú en el envenenamiento del exespía Serguéi Skripal y su hija Yulia en el Reino Unido.
Skripal, exoficial de Inteligencia militar rusa reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia, que es nacional de Rusia, fueron hallados inconscientes el 4 de marzo cerca de un centro comercial en la ciudad británica de Salisbury.
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Ambos continúan en estado crítico y reciben tratamiento por intoxicación con una sustancia de acción neuroparalizante que, según los británicos, tiene procedencia rusa.
La ola de expulsiones comenzó con una declaración de la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, en la que la misma responsabilizó a Moscú de "un intento de asesinato" en Salisbury y ordenó la salida de 23 diplomáticos rusos y la cancelación de todos los contactos de alto nivel entre ambos países como represalia.
Moscú, que rechaza todas las acusaciones por infundadas, respondió con una medida simétrica, además de anunciar el cierre del consulado británico en San Petersburgo y de la oficina del British Council en Moscú.