Los investigadores compararon a quienes se alimentaron de carne cocinada a fuego abierto a altas temperaturas más de 15 veces al mes y a aquellos que la comieron cuatro veces a la semana o menos. Resultó que, en el primer grupo, el riesgo de hipertensión arterial era un 17% mayor.
Al final del estudio, más de 37.000 personas sufrían aumento de presión arterial.
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"Los resultados de nuestros estudios sugieren que si se evitan esos métodos de cocinar carne, es posible reducir el riesgo de hipertensión", explicó Gang Liu.
La nutricionista Judith Wylie-Rosett, por su parte, llama a los aficionados a las parrilladas y las barbacoas a no desesperarse y aconseja formas alternativas de cocinar carne.
"La moderación y el sentido común deben prevalecer. Hay muchas maneras de cocinar al aire libre cuando se usa humo en lugar de fuego abierto".