"Igual que hay brasileños malos y buenos también hay venezolanos malos y buenos; nosotros (los que vivíamos en el edificio) somos gente de bien, no queremos pelea ni hacer el mal; si tuviéramos dinero volveríamos a Venezuela", explicó este martes al portal de noticias local G1 Ampar Urdaneta, una de las líderes de la ocupación.
Uno de los sospechosos de cometer el crimen murió tras ser apuñalado a modo de venganza y el otro fue detenido por la policía y llevado a la cárcel de Monte Cristo, en la capital del estado, Boa Vista.
La noche del 19 de marzo unas 300 personas se manifestaron contra la muerte del brasileño y al terminar la marcha invadieron un edificio público que hace tres meses está ocupado por inmigrantes venezolanos, y quemaron sus pertenencias, incluida su documentación, en algunos casos.
Uno de los líderes de la protesta, el pastor João Batista, expresó a G1 su indginación con la presencia de inmigrantes en la ciudad: "No les aguantamos más, queremos que las autoridades hagan alguna cosa, hay muchos robos y hurtos en nuestra ciudad", afirmó.
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La ciudad se encuentra desbordada y la mayoría de venezolanos ocupan plazas, polideportivos o albergues cedidos por el ayuntamiento a la espera de encontrar trabajo o reunir las condiciones para viajar a otras regiones de Brasil.
No es la primera vez que se registran episodios de violencia: el pasado mes de febrero, en Boa Vista, un brasileño lanzó varios objetos en llamas contra las casas en las que se alojaban inmigrantes venezolanos, dejando varios heridos por quemaduras.