La tormenta se produjo tras una gran explosión en la atmósfera solar, lo que provocó que las partículas cargadas se dirigieran a la Tierra.
Dichas grietas debilitan la protección natural del planeta contra partículas cargadas y además representan peligro para los vuelos comerciales y los sistemas de navegación.
El fenómeno podrá afectar a algunos territorios de Escocia, el norte de Inglaterra y algunas zonas de la parte septentrional de EEUU.
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Los científicos suelen monitorizar los fenómenos geomagnéticos semejantes y valorar la amenaza que representan. No obstante, los expertos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica califican el próximo acontecimiento como una leve tormenta.
"Una alerta menor de tormenta geomagnética está ahora en vigor para el 14 y 15 de marzo de 2018. La aurora puede ser visible en latitudes altas", aclaran.