El mandatario estadounidense concretó la idea que delineó en uno de sus polémicos comentarios en Twitter, y oficializó a través del aumento de gravámenes a la importación, su idea de "guerra comercial". Los aranceles serán de 25% para el acero y de 10% para el aluminio según confirmó en su proclama el pasado 8 de marzo.
Canadá y México estarán exentos transitoriamente de la medida, ya que según estableció la nueva normativa, son "casos especiales" con los que Estados Unidos mantiene una estrecha relación comercial e industrial. A pesar de que el documento no menciona directamente la renegociación del TLCAN, sí aludió a este punto en su alocución y dijo confiar en una pronta firma.
Pero los aranceles no son los únicos puntos que han complicado la firma. De las siete rondas de negociación se mantienen grandes discusiones sin saldar. La académica argentina Julieta Zelicovich, magíster en Relaciones Comerciales Internacionales y doctora en Relaciones Internacionales se refirió a estas en diálogo con Sputnik.
"Algo que complicó la firma es la discusión del proceso de solución de diferencias donde Estados Unidos quiere eliminar artículos vinculados al proceso de solución de diferencias que contenía el TLCAN (vigente hasta el momento), especialmente en lo que hace a las medidas de protección que pueden aplicar los Estados. Particularmente antidumping y medidas compensatorias pero también en la relación entre las empresas y el Estado en el caso de inversiones", explicó.
"Habitualmente se estila que entre un 50% y un 60% del producto tenga que ser de contenido nacional para poder beneficiarse del acuerdo. Por su parte EEUU quiere llevar la norma de origen en materia del comercio de autopartes a un 85%. Esto sería una innovación en la forma en la que vienen negociándose los acuerdos y lleva a preguntarse si esta revisión la va a extender al resto de los acuerdos comerciales", apuntó la experta.