Antes de entrar en el juzgado, Rose Holzman, que iba acompañada de otra monja, Rita Callanan, imploró a Perry que se retirase del caso "No hace ningún bien a nadie excepto herir a mucha gente", declaró a la cadena KTTV.
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Holzman y Rita Callanan —otra religiosa— declararon que no estaban conformes con entregar el monasterio donde solían vivir y tres hectáreas de territorio contiguo a una cantante que había interpretado canciones como 'I Kissed A Girl' y 'Ur So Gay' (Besé a una chica y Eres tan gay).
Según los medios, Perry ha visitado durante el proceso a las monjas para tratar de convencerlas de que no se opongan a la transacción e incluso les mostró un tatuaje de Jesús y les cantó himnos religiosos. Sin embargo, no pudo hacer que las monjas cambiaran de opinión.
"Encontré sus vídeos", dijo la hermana Callanan. "No estaba contenta con ninguno", añadió.
La Archidiócesis, por su parte, respaldó a la cantante y dejó claro que las monjas no tenían derecho a vetar las transacciones de una propiedad que no les pertenecía. Además, la Justicia determinó que Perry debía recibir 5 millones de dólares por daños morales y costos por el proceso. El juez dictaminó también que la estrella podía posteriormente vender la propiedad.
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Pero aquella sentencia no frenó a las monjas. Las religiosas aseguraron entonces que el convento estaba bajo la tutela directa del Vaticano y no de la Archidiócesis y continuaron luchando para que Perry no pudiera hacerse con su 'casa'.