"Las medidas causarán graves daños a las exportaciones brasileñas y tendrán un significativo impacto negativo en los flujos bilaterales de comercio, ampliamente favorables a EEUU en los últimos diez años, en las relaciones comerciales, y en las inversiones entre los dos países", lamentó el Gobierno en un comunicado conjunto del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Industria, Comercio Exterior y Servicios.
Brasil recordó que buscó evitar la aplicación de este tipo de medidas a las exportaciones brasileñas desde que el Departamento de Comercio de EEUU inició sus investigaciones sobre este asunto en el primer semestre de 2017.
El objetivo era aclarar a las autoridades estadounidenses que los productos de Brasil "no causan ninguna amenaza a los intereses comerciales o de seguridad de EEUU", sino que las industrias de los dos países están integradas y se complementan.
Al mismo tiempo, Brasil es el mayor importador de carbón siderúrgico de EE.UU (casi 1.000 millones de dólares en 2017), que se destina sobre todo a la producción brasileña de acero exportado a ese país.
Brasil cree que las medidas anunciadas por Trump "minarán los esfuerzos" en curso en el Foro Global del Acero, del cual EEUU forma parte, con vistas a una solución para la cuestión de la capacidad del sector siderúrgico, que es "la verdadera raíz de los problemas a los que se enfrenta el sector".
Finalmente, el Ejecutivo brasileño apuntó que aunque prefiere el diálogo, recurrirá a "todas las acciones necesarias, en los ámbitos bilateral y multilateral, para preservar sus derechos e intereses".
El anuncio de Trump ya provocó hace días las críticas de organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la OMC así como de socios comerciales como la Unión Europea (UE).
En Brasil una de las voces más destacadas en criticar la medida fue la del presidente del Banco Central, Ilan Goldfajn, que apuntó que abrir una guerra tarifaria es malo para todos, no sólo para Brasil, sino también para EEUU.