La tierra es el activo más importante para las personas pobres, quienes dependen de la agricultura para subsistir. No tener tierra o tener derechos inseguros sobre ella aumenta las probabilidades de sufrir la pobreza y hambre, asegura un informe de Red Centroamericana de mujeres rurales, indígenas y campesinas (REDMURIC).
"Por ello una de las demandas más importantes de campesinas e indígenas de centroamérica consiste en empoderar a las mujeres rurales que trabajan en la agricultura", aseguró a Sputnik María Raquel Vázquez, coordinadora de REDMURIC.
#8M Mujeres campesinas, rurales e indígenas todo el reconocimiento a su labor pic.twitter.com/4tbNnBWZlK
— Andres Charry (@charry_manager) 7 de marzo de 2018
Vázquez comentó la necesidad de que las féminas sean consideradas como sujetos de derecho con relación a la tierra. "Si bien todos saben que las mujeres rurales se dedican a la producción y a mejorar las economías de sus familias, una de las principales demandas es el acceso directamente a la tierra que trabajamos", afirmó.
La activista también consideró importante que se reconozca y se valorice el trabajo de las mujeres en el cuidado de la casa, la familia, el campo y la comunidad. "Proponemos que las campesinas sean consideradas dentro de las estadísticas para que los Gobiernos las reconozcan como productoras que aportan a las economías de los países", aseguró.
"Necesitamos ser reconocidas como sujetos de derecho a la tierra para ser propietarias y que nos sintamos con la capacidad de decidir. Las mujeres rurales tenemos esa necesidad de decidir, no sólo sobre nuestros cuerpos, sino también sobre la tierra y nuestros recursos", aclaró Vázquez.
En Guatemala, las mujeres también reclaman el acceso a la tierra, a pesar de estar representadas en la Ley de fondo de tierras. Según Vázquez, esta representación sólo alude a una copropiedad, por lo que muchas campesinas sufren la violencia y la discriminación debido a esta desventaja, ya que nunca llegan a decidir sobre este recurso.
El mundo se ha comprometido a defender los derechos de todas las mujeres y niñas. #AhoraEsElMomento de cumplir este compromiso en las zonas rurales. Nuestro fotorreportaj explica por qué: https://t.co/F9REJ9fziL #DíadelaMujer pic.twitter.com/nAUQiIyJmh
— ONU Mujeres (@ONUMujeres) 7 de marzo de 2018
El acceso a la tierra limita la compra de los recursos productivos y sobre todo la facultad para recibir fondos del Estado. Entonces si estos recursos no llegan a las mujeres rurales "esto se convierte en una discriminación que las obliga a mantenerse sumisas o al margen de la violencia económica", afirmó la activista.
Así surge otra demanda: que los Estados asuman un compromiso fuerte frente a la realidad que viven las mujeres en el campo, donde son más invisibilizadas, según un informe de
Programas de las Naciones Unidas como ONU Mujeres contribuyen a que campesinas e indígenas del mundo estén en el centro de la discusión. Sin embargo, es lamentable que los Gobiernos locales no asuman estas demandas con la responsabilidad requerida, así como todas las problemáticas que afectan a este sector: pobreza, marginación, violencia, etcétera.
"Sufrimos una discriminación no solo por ser pobres o indígenas sino porque nos ven fuera de la discusión de la toma de decisiones a nivel de países. Por ello exigimos que los Estados y Gobiernos nos apoyen en nuestras demandas", expresó Vázquez.
Mujeres, tierra y poder
La posesión de la tierra a través de la historia ha condicionado las relaciones de poder que se dan entre hombres y mujeres. En Centroamérica, décadas de luchas por la acumulación y el despojo ha desplazado a cientos de familias hacia las laderas de las montañas, las zonas más áridas y las peor comunicadas.
El resultado es la pobreza rural generalizada, más del 70% en el caso de Guatemala, con una altísima migración, inseguridad alimentaria y una desnutrición infantil crónica. Por ello, el derecho de las mujeres a la tierra tiene que ver con asuntos tan relevantes como la inclusión social o la violencia económica.
Un estudio de REDMURIC realizado en Nicaragua demostró que las mujeres propietarias de tierra tienen menos probabilidad de sufrir la violencia que las que no poseen tierra, dado que la posesión de bienes propios mejora su posición de resguardo, es decir, su capacidad para sobrevivir económicamente por fuera del matrimonio.
Cuando no son propietarias de la tierra, las mujeres quedan excluidas de los programas de crédito pues no cuentan con un bien que aportar como garantía. En ese caso sólo les queda recurrir a los sistemas informales de préstamo, que exigen el pago de altos intereses.
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También quedan excluidas de participar en programas de asistencia productiva —pues a menudo ponen como requisito poseer al menos una parcela- y de formar parte de organizaciones campesinas que no las reconocen como productoras.
La lucha por la tierra continúa siendo una demanda por el poder y la seguridad. Este Día Internacional de la mujer las campesinas y mujeres indígenas hacen valer la importancia de este derecho.