Medio siglo después de que Cristóbal Colón pisara el Nuevo Mundo, estos nativos diezmados del Caribe, que una vez llegaron a ser cientos de miles, quedaron reducidos a menos de 500, devastados por las enfermedades y la esclavitud.

Tras analizar el ADN que contenían los restos hallados, los investigadores llegaron a una conclusión que refutó la teoría de la desaparición total de los taínos. El material genético mostró una coincidencia entre los genes de lucayanos y de arahuacos, que siguen habitando hoy en día en América Latina.
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Más que eso, el estudio genético reveló los vínculos entre lucayanos y puertorriqueños modernos.
Curiosamente, la investigación incluyó el testimonio de Jorge Estévez, un descendiente taíno que creció en Nueva York. Estévez rememora las historias de su abuela y sus ancestros, que confirmaron los resultados del estudio.
"Estoy verdaderamente agradecido a los investigadores. Aunque esto pudo haber sido un tema de investigación científica para ellos, para nosotros —los descendientes— es verdaderamente liberador y estimulante", afirmó.