El 25 de enero de 1898 se presentó en la bahía de La Habana el acorazado de la marina de guerra de Estados Unidos 'USS Maine'. En tanto, el Ejército Libertador cubano desgastaba al español y aseguraba virtualmente una victoria a favor de los criollos.
Sin embargo, el 15 de febrero a las 21:40, una violenta explosión se escuchó en toda La Habana. La proa del Maine se deshizo en pedazos llevándose consigo 254 tripulantes y seis oficiales. Más tarde fallecerían otros seis tripulantes que habían quedado heridos de gravedad.
La explosión del Maine: un pretexto para intervenir. En la noche del 15 de febrero de 1898 una poderosa explosión destruyó al acorazado estadounidense Maine, fondeado en la bahía de La Habana. En el siniestro perecieron las tres cuartas partes de la tripulación. @Granma_Digital pic.twitter.com/dKbkalRUNB
— A. González Galiano (@GlezGaliano) 14 de febrero de 2018
Los estadounidenses culparon a España pero los ibéricos no tardaron en reconocer que la explosión había sido provocada y resultaba el pretexto perfecto para intervenir en la guerra contra la potencia europea.
El profesor cubano Arturo López Levy, titular de la Universidad de Texas, afirmó a Sputnik que este hecho "marcó un parteaguas en la historia de las relaciones de Estados Unidos con América Latina y con el Caribe específicamente: en el caso cubano tomando control total por casi tres años".
Historiadores de la época y conocedores de la política estadounidense como José Martí Pérez ya habían advertido en distintas publicaciones sobre el interés del país norteamericano. Sin embargo, esta nueva guerra contra España despertó en Estados Unidos el espíritu de poder y la proyección imperial hacia América Latina.
"A pesar de que la marina estadounidense se proyectó muy por debajo de lo esperado, la contundente derrota de la flota española alimentó un espíritu de proyección imperial de una manera que no se veía desde la guerra mexicano-americana", explicó López Levy.
Cuba, Puerto Rico y Filipinas, fueron intervenidas con el fin de sacarle los últimos restos a España, pero la colonia más rica era la mayor de las Antillas. Las ambiciones económicas de Estados Unidos estaban claras, así como su intento de controlar la ruta comercial del mar Caribe y la producción azucarera de Cuba.
En diciembre de 1823, el presidente norteamericano James Monroe anunció la conocida doctrina de "América para los americanos", política que advertía a las potencias europeas que Estados Unidos no toleraría ninguna interferencia o intromisión en el continente. Por ende, la explosión del Maine y la declaración de guerra a España evidenciaron este anhelo.
"Estos designios anexionistas hacia Cuba después se pusieron en vigor en el caso de Puerto Rico y perduran hasta nuestros días. Sin embargo, los cubanos reforzaron el nacionalismo", contó el profesor.
López Levy aseguró que estas ambiciones continuan presentes en la política de Estados Unidos hacia América Latina. No es casual que el actual secretario de Estado, Rex Tillerson, afirmara recientemente en la Universidad de Texas, que la Doctrina Monroe estaba vigente y que Washington se rige por esta línea, analizó el profesor.
"Sin embargo, el mundo no es el mismo de 1919 y la mayoría de los gobiernos de la región tienen una visión anti injerencista y se resistirán a estas 'intervenciones' modernas", agregó López Levy.
Además, la posibilidad de un bloqueo naval a Venezuela, o la postura de "mandamás imperial" sobre la sucesión presidencial en Cuba, o en los destinos políticos de México, "encontrarán hoy una resistencia", concluyó el profesor.