"La velocidad de reacción de los constructores ucranianos a nuevas demandas relacionadas con el desarrollo de modernos aparatos aeronáuticos languidece en comparación con su creatividad. Las compañías aeronáuticas punteras buscan conseguir por ahora la máxima multifuncionalidad [de sus aparatos]. Mientras tanto, el complejo industrial militar de Ucrania eligió un camino de desarrollo alternativo: transformar un buen caza en un avión de asalto mediocre", prosigue el comunicado de la corporación rusa.
La corporación destaca que prolongar el plazo de servicio de aviones entre 20 y 40 años puede resultar inseguro, ya que "la documentación anticuada para estas aeronaves, que posiblemente haya sido obtenida de forma ilegal, no toma en cuenta varias décadas de su explotación".
En MiG recordaron que los países que habían realizado la modernización de su tecnología aeronáutica en las plantas ucranianas se dirigieron posteriormente a la empresa productora rusa para solicitar ayuda.
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A comienzos de febrero, el medio Jutarnji list informó, citando a una fuente en el Ministerio de Defensa de Croacia, que el país europeo quiere devolver los cazas MiG-21 a Ucrania. El motivo es que las aeronaves tienen un problema de fuga de combustible y fallos en el equipo de navegación. Dichos contratiempos se produjeron precisamente tras una reparación realizada por la empresa ucraniana.