Se supone que las muestras corresponden a la cultura Xia Jia Dian, cuyos habitantes nómadas se desplazaban por los pastizales de la cuenca del río Haihe, entre el año 3.000 antes de Cristo y el 1.500 antes de Cristo.
Los especialistas del Museo Nacional de China confirmaron que los fragmentos encontrados durante las excavaciones son parte de elementos de tinta de tres o cuatro jeroglíficos dibujados en la superficie de cerámica con un pincel de pelo animal.
Según conjeturas preliminares, las inscripciones en los fragmentos pueden estar relacionadas con los antiguos rituales de sacrificio.
Las inscripciones en los huesos oraculares de China, que se encuentran entre los sistemas de escritura antigua más famosos, evolucionaron a través de los siglos para dar lugar a la actual escritura china.
El hallazgo permite descifrar el origen de las inscripciones en los huesos oraculares chinos, que en 2017 fueron incluidas en el registro de la memoria del mundo de la Unesco.