Después de un tiempo, Króshik se convirtió en un animal adulto y saludable.
Tras curarlo completamente, los rescatistas decidieron que era tiempo de liberarlo. Sorprendentemente, la foca se acostumbró tanto a los humanos —con quien le gustaba pasar mucho tiempo— que no quiso abandonarlos y regresó.
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El vídeo recientemente publicado muestra a Króshik disfrutando de su baño en un hoyo del hielo.