"Nuestras atenciones están enfocadas en la tarea urgente de arreglar el sistema de pensiones: el actual sistema es socialmente injusto y financieramente insostenible", dijo Temer a los parlamentarios.
Después de numerosas convocatorias aplazadas en busca de una mayoría suficiente, la Cámara de Diputados votará el texto el próximo 19 de febrero.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, advirtió que este mes es la fecha límite: "El plazo es febrero y punto final, creo que da tiempo", afirmó.
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En nombre del Gobierno, el ministro de la Casa Civil (coordinación del gabinete), Eliseu Padilha, aseguró que el Ejecutivo no tiró la toalla pero que no está dispuesto a hacer más cambios para agradar a más parlamentarios porque entonces no valdrá la pena reformar nada.
La propuesta implica modificar la Constitución, lo que exige una mayoría más amplia que en casos normales: un apoyo mínimo de 308 de los 513 diputados en dos rondas de votación, para que después pase al Senado.
El texto prevé establecer por primera vez una edad mínima para la jubilación (65 años para los hombres y 62 para las mujeres) y aumentar los años mínimos de cotización para cobrar la pensión completa.
El Gobierno asegura que la reforma es básica para paliar el déficit en el sistema de pensiones, que en 2017 alcanzó los 268.800 millones de reales (casi 84.000 millones de dólares), según datos divulgados recientemente por el ministerio de Economía y Hacienda.