Los consorcios formados por gigantes del sector como Shell y Petrobras ya pagaron al Gobierno ese montante, "además de porcentajes de petróleo ofrecidos al Estado para poder operar esos bloques", precisó el Gobierno en un comunicado.
En los próximos 30 años de concesión ese número podría subir hasta los 260.000 millones de reales (81.600 dólares), teniendo en cuenta la próxima subasta que se realizará este año.
El presidente Michel Temer alabó la medida porque repercutirá en más recursos para la sanidad y educación: "Las riquezas del subsuelo están siendo efectivamente colocadas al servicio del desarrollo del país, naturalmente del bienestar de los brasileños", dijo.
Ahora está obligada a explotar como mínimo el 30% de cada yacimiento, pero el resto queda abierto a petroleras extranjeras, lo que fue duramente criticado por la oposición, que acusó al Gobierno de entregar el petróleo nacional a intereses extranjeros.
El "presal" son unos enormes yacimientos de petróleo que yacen en aguas ultraprofundas, debajo de una capa de sal, en la plataforma continental del sur del país.