Aunque el actual presidente se ha deshecho de los rivales que le amenazaban en las urnas, en el país crecen los rumores de que el descontento de los militares podría abortar su segundo mandato.
Las elecciones presidenciales que tendrán lugar a finales de marzo parecen un juego de manos de trilero aficionado. Sisi será reelegido sin ninguna duda para un segundo mandato de cuatro años (el último, si no se cambia el sistema), a pesar de que su presidencia ha fracasado en todos los frentes, tanto dentro como fuera del país. El balance no puede tener peor agüero.
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La corrupción ha crecido dentro de la Administración; las relaciones con Etiopía se han agravado debido a la construcción de la presa Renacimiento en Etiopía, que amenaza al Nilo; Egipto ha renunciado a dos islas del mar Rojo, Tirán y Sanafir, que están a punto de cederse a Arabia Saudí; hay decenas de miles de prisioneros políticos (se estima que 60.000) a consecuencia de una ola de represión inaudita.
¿Egipto contra Etiopía? La guerra por el Nilo que podría sacudir Áfricahttps://t.co/g8EcVG7FGk
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La gran obra faraónica y multimillonaria que Sisi anunció, el nuevo Canal de Suez, se abrió hace dos años, pero apenas mantiene los ingresos y, desde luego, no los ha doblado tal y como prometió el presidente. El sector del turismo, la principal fuente de divisas del país, es terrible y los turistas apenas se dejan ver.
Egipto, a la espera de los turistas rusos https://t.co/wMxitqjnaY
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 19 декабря 2017 г.
Cuatro personalidades que se disponían a competir con Sisi en las urnas, han sido desalojadas de la carrera presidencial. Ahmad Shafiq, exjefe de las Fuerzas Armadas, exiliado en los Emiratos Árabes Unidos, fue detenido durante un mes hasta que renunció a su candidatura. Se le amedrantó y amenazó con videos sexuales.
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Sami Anan, exjefe del estado mayor del Ejército, abandonó la carrera tras ser detenido acusado de "incitación". Mohamed Anwar Sadat, sobrino del expresidente Sadat, dijo que no quería entrar en la carrera presidencial por "el clima de miedo" que hay en el país. Por último, Khaled Ali, un activista de derechos humanos, abandonó la carrera perseguido por los tribunales.
Un movimiento político que comprende ocho partidos hizo el enésimo llamamiento al boicot de las elecciones argumentando que "no hay garantías" de que los comicios vayan a ser democráticos. El movimiento, que se suma a una lista de personalidades independientes que también abogan por el boicot, dice que se está ante un "grave deterioro de la situación en el país, con una ausencia casi absoluta de justicia social".
"Nuestra posición es clara. Consideramos que lo que está ocurriendo en Egipto no tiene nada que ver con unas elecciones porque está más cerca de una obra del absurdo, por lo que pedimos al pueblo egipcio que las boicotee", dice el movimiento antes de acusar a las autoridades de "arrogancia y exclusividad".
En las últimas semanas han surgido rumores que indican que en el mismo seno del Ejército hay un gran descontento, y se habla de conciliábulos militares donde se critica a Sisi y hasta se le busca un sucesor. Sin embargo, el presidente parece tener controlado el Gobierno y las Fuerzas Armadas.
En cualquier caso, algunos medios no oficialistas sugieren que los rumores acerca de una "conspiración", que solo puede ser militar, se prolongarán durante la campaña electoral que conducirá a las urnas a partir del 26 de marzo. Hay incluso medios que dudan que el presidente Sisi pueda completar un segundo mandato si el deterioro general del país no cesa.