Debido a los grandes riesgos ecológicos y al alto precio de producción, la técnica de fracturación hidráulica o 'fracking' no ha tenido mucha popularidad en Rusia. No obstante, se estima que los yacimientos de crudo de difícil extracción superan el 65% de las reservas del país.
Es por esto que el Ministerio de Recursos Naturales y Ecología ha preparado una serie de enmiendas a la Ley de Subsuelos que permitirá la creación de polígonos especiales en donde las compañías petroleras podrán desarrollar y probar nuevas tecnologías de extracción. En estos terrenos, los productores no tendrán que pagar las licencias de extracción ni los impuestos correspondientes, con la condición de que esta se realice con métodos no convencionales.
El plazo para las pruebas de extracción es de siete años, con posibilidad de ser prolongada por otros tres más. Al término de este plazo, el pozo podría pasar a una licencia convencional, comentó a Izvestia el ministro de Recursos Naturales y Ecología, Serguéi Donskói. El contenido de las enmiendas ya ha sido acordado con los principales jugadores del mercado, así como con los ministerios de Finanzas, Desarrollo Económico, Industria y Energía.
El campo de Krasnoléninski es el yacimiento de hidrocarburos de esquisto más grande del mundo. No obstante, debido a los retos tecnológicos que supone, la extracción del combustible fósil se hace rentable solo con un barril a 60 o 70 dólares. La técnica de fracturación hidráulica usada en EEUU rebaja el costo de extracción a entre unos 50 y 55 dólares, pero supone un gran daño ecológico para los suelos de la región.