El inesperado encuentro tuvo lugar durante la noche, a una temperatura de 50 grados centígrados bajo cero. Evgueni Shatálov, uno de los exploradores, contó que el rompehielos se le acercó tanto que pudo tocarlo con la mano.
El explorador añadió entre risas que lamentablemente nadie había tocado el costado helado con la lengua, puesto que esto podría atraer buena suerte.
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No se sabe si la tripulación del rompehielos de 21.000 toneladas notó a los exploradores.
Los participantes de la expedición empezaron su viaje en Norilsk, la cuidad más septentrional del mundo, y se dirigían a la localidad de Dikson cuando vieron al rompehielos Taimyr.
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