"Eso está afectando a las corrientes de aire de la capa más externa de la atmósfera, lo que da lugar a chorros de frío invernal", advierte Jim Efstathiou, experto en medio ambiente y energía en Bloomberg.
Esas mismas corrientes de aire se hicieron notar, y no poco, durante las últimas semanas de diciembre y principios de enero, cuando la costa este de Estados Unidos se congeló por completo. Incluido el mar. Desde Bloomberg recuerdan que se espera otra nueva ola de frío en el país para este mismo fin de semana, para los días 27 y 28 de enero. La nueva ola de frío podría bajar las temperaturas ocho grados de golpe y volver a congelarlo todo.
Y es que el cambio climático está haciendo que la diferencia de temperatura entre el Polo Norte y la parte al sur del ecuador se reduzca, "debilitando las corrientes en la atmósfera superior y creando las condiciones necesarias para propiciar que esas corrientes se comporten de forma inusual", explica Efstathiou.
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Las temperaturas que azotaron a principios de enero EEUU y Canadá no se habían registrado en décadas. Los periódicos anunciaban temperaturas en Manhattan de 12 grados bajo cero, el segundo comienzo de año más frío jamás registrado.
Pero Estados Unidos no es el único que está sufriendo las consecuencias del cambio climático. El desierto del Sáhara sorprendía en diciembre con una capa de nieve. Mientras tanto, en la India más de 40 personas murieron a principios de enero por el frío anómalo —2,9 grados centígrados— en el estado de Uttar Pradesh, al norte del país.
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