El informe señala que "la necesidad de poseer sistemas de defensa antiaérea de largo alcance es incuestionable para los países del mundo moderno".
Entre las amenazas principales para la seguridad del país, el partido destaca la actividad de Daesh —grupo terrorista proscrito en Rusia—, las milicias kurdas YPG y "el régimen sirio", es decir, el Gobierno vigente de Damasco.
El fortalecimiento de la potencia militar debe permitir que el país pueda aplicar una política exterior independiente, dado que "el poder duro llega a ser una herramienta política significativa en la región".
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Los autores del informe hacen referencia a la retirada por EEUU y Alemania de los sistemas Patriot, que estaban desplegados en la ciudad turca de Malatya entre 2013 y 2016 con el fin de prevenir las supuestas "amenazas provenientes de Siria". Según el documento, la reterada de los Patriot fue uno de los motivos para discutir la adquisición de un sistema de defensa antiaérea propio.
Así, ahora el país utiliza los sistemas estadounidenses Nike Hercules, Rapier y Hawk, comprados en la época de la guerra fría y modernizados por Turquía. Sin embargo, actualmente el país está dispuesto a comprar equipamiento militar moderno. En este contexto, los autores observan que el S-400 es uno de los sistemas más avanzados del mundo.
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El documento apunta que actualmente el país otomano no dispone de sistemas de defensa de largo alcance, y que la decisión ha sido del propio mandatario Recep Tayyip Erdogan. A su vez, EEUU y los países miembros de la OTAN se opusieron a la iniciativa turca de negociar con Rusia la compra de S-400.
"Las objeciones principales de EEUU y de la OTAN se basaron en que los S-400 serían adquiridos de Rusia y no llegarían a integrarse en el sistema de la OTAN. Sin embargo, en respuesta a dichas objeciones, Turquía declara que los intereses nacionales y la seguridad del país se imponen en esta cuestión", explica.
Además en el informe se mencionan otros sistemas de defensa antiaérea que atrajeron la atención de Ankara. Así, en noviembre de 2017 el país firmó un acuerdo con el consorcio franco-italiano Eurosam-Т para la producción conjunta del sistema de nueva generación SAMP-T. Así el país otomano podrá adquirir la experiencia y tecnología necesarias para establecer una producción propia de sistemas de defensa antiaérea.
Ankara se mostró dispuesta a llevar a cabo una cooperación militar con todos países que respetaran los derechos soberanos y no convirtieran el comercio del armamento a un instrumento de presión, concluye el informe.
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