Es la pregunta que se hace el politólogo Antón Krilov en su artículo para el periódico ruso Vzglyad.
"La economía más grande del mundo, la que goza de la clasificación del crédito más alta, se ha vuelto a topar con la amenaza de entrar en 'default'. Está claro que, si EEUU incumple el techo de la deuda, ese 'default' será solo técnico (…) Pero es evidente que, cuando el problema concierne a la deuda del buque insignia de la economía mundial y a que esta ha superado su PIB y sigue creciendo, la situación no es para nada normal. A pesar de que la mayoría de economistas se empeñe en decir que así tiene que ser", explica Krilov.
El proceso siempre llevó cola porque acababa convirtiéndose en una pugna de poder entre el poder legislativo y el ejecutivo, motivo por el cual Krilov recuerda lo que pasó en 2013, cuando los servicios públicos del país no funcionaron durante dos semanas debido al debate sobre los presupuestos. Así que los republicanos controlen la Casa Blanca y el Congreso debería aligerar las cosas, apunta.
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"Al final, la situación es de lo más rocambolesca. EEUU es un prestamista en el que se puede confiar y que atiende cuidadosamente su deuda, por lo que Rusia, China y otros países que no aprueban la política exterior estadounidense mantienen su dinero en sus bonos. Y a la vez, que la deuda haya superado el 100% del PIB se considera una amenaza para cualquier otro país, independientemente de lo potente que sea su economía. Cualquier cosa puede hacer que EEUU entre en 'default' —primero solo técnico y luego no tanto—. Y ya verás cómo entonces a nadie le va a hacer gracia", advierte Krilov.
La necesidad de que otros países se vean obligados a seguir los asuntos internos de Washington para saber si sus propias economías están a salvo "le va que ni pintado a Estados Unidos", dice Krilov.
"Rechazar el dólar puede reducir la dependencia de otros países, pero muy poco. Solo cuando surjan nuevos centros de poder económico y nuevas divisas de reserva se podrá transformar la sumisión de la economía mundial al dólar", advierte.
Desde la Casa Blanca se apuesta por no subir el techo de la deuda, sino por eliminarlo. "Desde hace años se habla de deshacernos de él y existen muchas razones para ello. Así que sí, se hablará de eso", dijo Trump en septiembre. Eliminarlo implicaría que a la Administración Trump no le haría falta pasar por el Congreso.
"A juzgar por los nulos cambios que ha habido durante los últimos meses, está claro que el Congreso no quiere perder esta herramienta [para controlar al Gobierno]. Ni siquiera quieren los republicanos, que no confían demasiado en su representante en la Casa Blanca", concluye Krilov.
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