Un crecimiento de precios como el que tuvo el barril de petróleo —tanto el Brent de Europa, como el WTI de Estados Unidos- en los últimos días no puede atribuirse a una sola causa. Lo que si puede afirmarse es que un hecho tan inesperado como la ola de frío que azota Estados Unidos se convirtió en el desencadenante que los países productores de petróleo buscaban hace mucho tiempo. Para el economista venezolano Rafael Quiroz, experto en mercado petrolero, este factor confluyó con otros, tanto coyunturales como estructurales.
"El crecimiento de los precios se da básicamente por el recorte de producción que hizo la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y que acompañaron otros diez u once países independientes encabezados por Rusia", explicó.
El acuerdo que se extenderá, al menos hasta fines de 2018, ya logró disminuir la oferta en 1 millón 800 mil barriles. Esa, a su criterio, es una variable estructural fundamental del aumento en los precios, pero no la única.
"La segunda razón fundamental es el fuerte invierno que ha habido en Estados Unidos y en Europa, que ha hecho incrementar, por supuesto, el consumo energético petrolero y ha hecho que bajen los inventarios en EEUU". Tanto la gasolina, como el fueloil o el gasoil fueron utilizados masivamente como combustible de calefacción disminuyendo las reservas del país en más de 5 millones de barriles.
A esto se suman algunas otros ingredientes de esa receta perfecta. La inestabilidad política en un país netamente petrolero como es Irán, la baja producción y crisis económica en Venezuela o los problemas de producción de Libia y Argelia fueron los otros determinantes.