García afirmó que hay de por medio muchos intereses en este conflicto "como los de ambos pueblos coreanos e incluso los de Japón y Estados Unidos, que desde lejos siempre han manejado los hilos de toda la leyenda", acotó el profesor.
"Corea del Norte entendió hace mucho tiempo que hay que discutir con Don Quijote y no con Rocinante, es decir que el conflicto repercute sólo a las dos Coreas, y no a Estados Unidos ni a su política", afirmó.
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La participación del Norte en los Juegos podría ser la señal esperada para empezar a recomponer las relaciones entre ambos países, divididos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. El encuentro se realiza luego de que Kim Jong-Un agradeció en Año Nuevo la disposición al diálogo mostrada por el Presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in.
Por su parte Seúl sugirió marchar juntos en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, y pidió reanudar los reencuentros familiares y negociaciones militares.
"Es importante que el recurso del deporte haya servido nuevamente para acercar a personas en conflicto o a Estados en conflicto, pues aunque todavía no se ha definido si participará o no con atletas, lo más probables es que participe en el desfile inaugural", dijo García.
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El profesor aseguró que a propósito de los juegos se van a seguir reuniendo ya que deben coordinar cuestiones otras cuestiones de seguridad. "Esto es un cambio muy importante en el rumbo que tenía este conflicto por el hecho de que las dos partes involucradas se reúnen a definir los problemas de un mismo territorio y mismo pueblo", afirmó.
El 2017 estuvo marcado por las continuas pruebas de misiles norcoreanos y por las respuestas beligerantes de Trump. Sobre este aspecto el profesor aseguró que "el señor Trump debe estar furioso".
"Estados Unidos perdió la pelea de negar a Corea del Norte como una potencia nuclear. Esa cuestión es irreversible y lo será hasta el momento en que se decidan a aceptarlo y a negociar con ellos", afirmó.