Se trata de Ibn Jattab, que procedía, según algunas versiones, de Arabia Saudí o de Jordania. Lo único que sí se sabía en Rusia era que era uno de los organizadores de los atentados contra dos edificios residenciales en Moscú en 1999, que acabaron con la vida de 224 personas.
En 2002, esta "figura más odiosa, carismática y, en parte, semimítica en el liderazgo de los separatistas chechenos" fue liquidada durante una operación de los servicios especiales de Rusia. Solo ahora, 16 años después, han salido a la luz los detalles de aquellos acontecimientos. Según esta última revelación, Jattab murió en la misma Chechenia tras ser envenenado.
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La eliminación del terrorista fue difícil porque Jattab siempre cambiaba de lugar y no confiaba en las comunicaciones, razón por la cual mantenía sus contactos por carta. Dado que los mensajeros entregaban estas cartas en cadena, era casi imposible detectarlas.
En marzo de 2002, este hombre comunicó que había recibido una carta para Ibn Jattab. Un químico de Moscú se encontró urgentemente con él y roció la carta con un potente veneno.
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Posteriormente, un guardaespaldas del terrorista declaró que Jattab abrió la carta y la incineró tras haberla leído. El veneno empezó a surtir efecto al tercer día y la salud del terrorista se deterioró hasta que murió el 20 de marzo.
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En abril de 2002, la muerte del terrorista fue anunciada por el Servicio Federal de Seguridad (FSB) y el entonces ministro de Defensa, Serguéi Ivanov, actualmente representante especial del presidente de la Federación de Rusia.