"La Unión Soviética está muerta", concluye un informe de los servicios de Inteligencia del 19 de diciembre de 1991.
De acuerdo con el autor, Mijail "Gorbachov se irá probablemente muy pronto: ya ha dicho que ha hecho todo lo que es posible y [Boris] Yeltsin dice que espera su retirada para mediados de enero".
E incluyen valoraciones del último presidente soviético, que labró una relación personal muy afectiva con el entonces primer ministro británico, John Major, y su mujer Norma.
"Occidente nunca comprendió el alcance de la impopularidad doméstica de Gorbachov. Y no se la mereció en absoluto", sostiene el embajador en Moscú, sir Rodric Braithwaite.
Entre las propuestas de asistencia contenidas en los papeles liberados este final de 2018 resalta el plan de Jacques Attali, presidente del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (EBRD, por sus siglas en inglés).
"Como bien sabe, el principal problema del mundo con la Unión Soviética hoy día es la deuda y las armas nucleares", escribe Attali antes de detallar su idea para "utilizar un problema para resolver el otro".
El presidente del EBRD advierte de antemano que su estudiado proyecto "no representa la opinión oficial del Banco Europeo ni ha sido discutido con la Unión Soviética".
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En los documentos digitalizados, no aparece la respuesta de Major a la idea del experto francés de crear un fondo por el que miembros del G7 y otros Estados pudieran "comprar deuda exterior de la URSS por los derechos de adquisición de tecnología y para financiar el desmantelamiento de las ojivas bajo la supervisión de expertos reconocidos internacionalmente, como la Asociación Internacional de Energía Atómica".