En particular, el analista señala que para gran disgusto de la Alianza Atlántica, los submarinos y la Armada de Rusia reaparecieron en el mar Mediterráneo tras años de ausencia. Al mismo tiempo, a las Armadas de los países occidentales les resulta cada vez más difícil monitorear los movimientos de los sumergibles rusos.
A EEUU le preocupan especialmente los nuevos submarinos de las clases Varshavianka y Paltus. Gutschker puso como ejemplo la operación protagonizada por el submarino Krasnodar, que ha sido apodado como el 'Agujero negro' por su increíble sigilo. Para poder monitorearlo, la OTAN tuvo que emplear cuatro fragatas y varios aviones antibuque que tienen su base en Sicilia.
"Un submarino que ni siquiera hacía los más mínimos esfuerzos por esconderse provocó molestias", escribió Gutschker.
La nave se sumergió en el mar Mediterráneo y volvió a la superficie solo para lanzar misiles Kalibr contra las posiciones de los terroristas en Siria. Más tarde, el Krasnodar empezó a jugar al gato y el ratón con las naves de la Alianza militar y regresó con éxito a su base en el mar Negro.
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Como resultado, los expertos estadounidenses reconocieron que los rusos actúan de manera profesional y exigieron más financiación para el rearme de su Armada.