Al mismo tiempo, debido a algunas peculiaridades del desarrollo de la industria gasística, Rusia carece de sus propias tecnologías para la licuefacción de gas de gran y mediano tonelaje. Esta situación debe cambiar urgentemente por varias razones, explica el analista.
En tercer lugar, en un momento en el que existe una dura competencia en el mercado del GNL, los precios de este combustible deben seguir siendo relativamente bajos y solo una alta proporción de maquinaria y equipamientos rusos podría proporcionar un nivel aceptable de ingresos a los proyectos de licuefacción.
Anteriormente, el presidente ruso, Vladímir Putin, había ordenado al Gobierno modificar documentos estratégicos en función de la amenaza que representa para la seguridad energética de Rusia el aumento de la producción del gas natural licuado (GNL) en el mundo y abordar las medidas necesarias para contrarrestarla.
Una de las áreas más prometedoras en el uso del GNL, mencionada en la lista de instrucciones dadas por el mandatario, es la generación de electricidad en áreas remotas de Rusia, agrega Yuri Mélnikov, otro analista del centro de energía de la escuela de negocios Skolkovo. Por ejemplo, en el Ártico y en el Lejano Oriente, centenares de pequeñas centrales eléctricas operan con un costoso combustible importado que podría ser sustituido por gas.
Más aquí: Rusia está dispuesta a financiar conversión vehicular de diésel a gas natural en Bolivia
Según varios expertos consultados por Expert.ru, Rusia se enfrenta a una tarea bastante complicada: aumentar su presencia en el mercado mundial del GNL hasta el 22% del total. A pesar de que pueda parecer un objetivo lejano, existen las condiciones para hacerse con esa porción, por ejemplo, ofreciendo el GNL a un precio más asequible y a plazos más cortos que EEUU o Catar.