Ya hay una oficina de la Agencia en Pekín. En el próximo año, se planea abrir otras en Harbin y Shanghái, ya que hay mucha actividad comercial de compañías locales. En la primera mitad de 2018, está previsto abrir oficinas de representación en Tokio y Seúl.
"La tarea principal de las oficinas de representación es atraer a tantos inversores de estos países como sea posible", comenta a Sputnik el viceministro de Rusia para el Desarrollo del Lejano Oriente, Alexandr Krútikov.
"Nos encontramos mucho con el lado japonés, estamos manteniendo negociaciones. Pero estas negociaciones no tienen consecuencias reales. Las inversiones japonesas solo ascienden a un 0,02% de las generales. Tenemos seis nuevos proyectos por 100 millones de dólares, mientras que con China esta suma alcanza más de 4.000 millones de dólares. Con los surcoreanos, hemos llegado al valor de 500 millones de dólares", lamenta el viceministro.
Afirma que no cree que el obstáculo para la cooperación con las empresas japonesas sea la ausencia de un tratado de paz sobre las islas Kuriles o la adhesión de Japón al régimen de sanciones occidentales.
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Destacó que el entorno empresarial en Rusia está mejorando gradualmente. Sin embargo, la participación de las empresas japonesas en el desarrollo del Lejano Oriente ruso es extremadamente pequeña, y para desarrollar grandes proyectos en el futuro, es necesario explicar a los socios japoneses los aspectos beneficiosos del uso de las zonas económicas especiales rusas, opina.
"Solo tres compañías japonesas usan el puerto libre de Vladivostok (una de las zonas económicas especiales con impuestos ultrabajos). ¿No se explica esto por el hecho de que los empresarios japoneses no comprenden completamente la importancia y los beneficios de usar esta zona?", pregunta el empresario.
La razón que impide el desarrollo del comercio entre Japón y Rusia radica más que nada en la falta de desarrollo de la infraestructura, especialmente los ferrocarriles, considera Asada.