"El Departamento de Estado de EEUU alerta a los ciudadanos estadounidenses a posponer o cancelar viajes innecesarios que tengan que realizar a Honduras debido a las protestas políticas y las potenciales situaciones de violencia en la que estas pueden derivar", dice un alerta emitido por el Departamento de Estado.
Aunque las recientes movilizaciones han sido pacíficas, pueden ser "volátiles y peligrosas" e incluir "lanzamientos de piedras, asaltos y quema de neumáticos", añade el texto.
Las irregularidades y las denuncias de fraude marcaron la tónica de las elecciones presidenciales celebradas el domingo 26 de noviembre en Honduras.
Cuando se llevaban escrutadas 57% de las mesas electorales, el opositor Salvador Nasralla llevaba una ventaja de cinco puntos sobre el actual presidente, Juan Orlando Hernández.
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Sin embargo, y tras anunciar un fallo en el sistema, el Tribunal Supremo Electoral anunció que el mandatario había revertido la tendencia en su contra y superaba por unos pocos miles de votos a Nasralla.
El 1 de diciembre, el Gobierno de Hernández impuso un toque de queda por 10 días y la suspensión de algunas garantías constitucionales.
En este escenario, la Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) manifestó que no podía tener "certeza" del resultado de los comicios debido a las "sistemáticas irregularidades" durante la jornada electoral y expresó que no descarta solicitar que se convoquen nuevamente elecciones.
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Según los últimos datos del Tribunal Supremo Electoral, Hernández obtuvo 42,98% de los votos, mientras que Nasralla recogió 41,38%, lo que supone una diferencia en votos de 52.477 a favor del jefe de Estado.