En particular se supone que por las acciones de Saakashvili pagó el empresario ucraniano Serguéi Kúrchenko, conocido como amigo del hijo de Yanukóvich.
Precisó que el equipo del expresidente georgiano recibió unos 500.000 dólares por la campaña contra el mandatario ucraniano, Petró Poroshenko.
Lutsenko subrayó que "de momento no se trata de deportar" a Saakashvili.
Agregó que el político organizó las manifestaciones "por sus propias ansias de poder".
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Más tarde, según informó el periódico Kommersant, los seguidores de Saakashvili le liberaron del furgón policial donde viajaba y de momento en el centro de Kiev se producen enfrentamientos.
La detención del político, realizada por las sospechas de que éste colaboró con organizaciones criminales, tuvo lugar dos días después de que convocara una manifestación en el centro de la capital ucraniana, en la que unos 2.500 activistas se reunieron para pedir a Poroshenko que abandone su cargo.
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En noviembre de 2016, Saakashvili renunció a ese cargo, afirmando que las autoridades ucranianas se resisten a combatir la corrupción, y acusando a Poroshenko de connivencia con los clanes criminales de Odesa.
El político fue privado de la nacionalidad ucraniana en julio pasado, supuestamente "por haber proporcionado información falsa al solicitarla".
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Saakashvili fue acusado en su país natal de malversación de fondos y de reprimir con armas una manifestación pacífica, por lo que fueron emitidas una orden de arresto y dos solicitudes de extradición remitidas a las autoridades ucranianas, ambas denegadas por Kiev.