"Con la compra de los S-400 rusos por parte de los turcos, la OTAN hace de tripas corazón. La cooperación técnico-militar dentro de la Alianza no prohíbe que sus miembros compren armas a terceros países que no forman parte de la OTAN", señaló.
"Pero si un país tiene fuerzas que no entran en el contingente de la Alianza, puede armarlas con lo que le dé la gana, ya sean fusiles del siglo XIX o armas marcianas. Este es un asunto interno de cada país", subrayó Nikolaichuk.
No obstante, la OTAN criticó el contrato ruso-turco para la entrega de sistemas antimisiles S-400 y declaró que esta decisión impedirá que Ankara se convierta en parte de un sistema unificado de defensa antimisiles de la Alianza.
Erdogan 'lanza' los S-400 contra la OTAN https://t.co/CtxnDyml7K
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 29 октября 2017 г.
Según el experto, en realidad, el problema es que Turquía compró a Rusia un sistema estratégico que debe proteger sus cielos e incluso el espacio aéreo de países considerados enemigos.
"Como ahora hay un verdadero problema en las relaciones entre la OTAN (y Occidente en general) y Turquía, la Alianza se pone a pensar contra quién usaría Turquía las armas, y por medio de unos cálculos sencillos, llegó a la conclusión de que no sería contra Rusia".
El Kremlin, por su parte, señaló que "nadie tiene derecho a criticar a Rusia y Turquía por la cooperación técnica militar".
Turquía y Rusia firmaron un contrato para el suministro de sistemas de misiles a mediados de septiembre. Las entregas pueden comenzar en 2019. Ankara ya ha realizado un primer pago por los sistemas.