El 25 de noviembre, el vice primer ministro moldavo, Gheorghe Balan, y el ministro de Exteriores de Transnistria, Vitali Ignatiev, acordaron regular cuatro problemáticas que afectan a ambos territorios: las apostillas (confirmación de la validez) de los documentos educativos emitidos en Transnistria, las escuelas moldavas y las tierras de los agricultores moldavos en Transnistria. Además, lo que es aún más importante, ambas partes acordaron establecer una conexión telefónica directa entre las dos orillas del río Dniéster, que estaba interrumpida desde 2006.
Uno de ellos sería el líder del gobernante Partido Democrático de Moldavia, el oligarca Vladímir Plahotniuc, que se define como un político prooccidental, así como Víctor Gushan, el propietario de la empresa más grande de Transnistria, llamada Sheriff.
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Plahotniuc en los últimos años ha creado en Moldavia un sistema de poder personal, en el que, pese a no ocupar ningún cargo público, toma decisiones clave para el futuro de la nación, indica Solovióv. En Transnistria se vive una situación similar desde que Vadim Krasnoselsky ganara las elecciones hace un año con el apoyo de Sheriff y el partido gobernante, financiado por él mismo.
Plahotniuc, que previamente no había hecho ningún comentario sobre las conversaciones y que no había mostrado interés por la situación en Transnistria, insinuó su participación en las negociaciones el 25 de noviembre. "Celebro la firma de protocolos sobre la solución de problemas importantes para los ciudadanos de la República de Moldavia, especialmente aquellos que viven al otro lado del Dniéster", escribió en su cuenta de Facebook, a la vez que señaló que las conversaciones se llevaron a cabo con el apoyo político del Partido Demócrata moldavo.
El político expresó la esperanza de que los acuerdos alcanzados den dinámica a las conversaciones en Viena en el formato "5 + 2". Se llevarán a cabo por primera vez en un año y medio.