El 26 de noviembre Jagland declaró en una entrevista concedida al periódico Financial Times que la salida de Rusia del Consejo de Europa sería "un evento negativo" y "un paso atrás para Europa", porque su participación es tan importante para los rusos como para los europeos.
El funcionario indicó en su entrevista que eso no significa que el Consejo de Europa apoye la adhesión de Crimea a Rusia, sino que su objetivo principal consiste en defender los derechos humanos en cualquier parte de Europa, incluida Rusia y la península, y cualquier otro lugar del continente donde haya habitantes.
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"Resulta evidente que no todos sus interlocutores en las capitales occidentales son conscientes de la gravedad de la crisis, y por eso el secretario general trata de ampliar su público, utilizando un medio de peso (…), y casi está gritando a los oídos de los políticos de Europa Occidental (…), quienes insisten en su juego, que resulta imprescindible dar un paso hacia atrás y buscar otros mecanismos", advirtió el experto ruso al hablar con Sputnik.
Para Bérestnev, en caso contrario, "el precio para todos sería demasiado alto".
A finales de abril de 2014, la PACE privó a la delegación rusa del derecho a voto después de que Crimea se incorporara a Rusia.
La región se separó de Ucrania y se adhirió al territorio ruso tras celebrar en marzo de ese mismo año un referéndum en el que más del 96% de los votantes avaló esta opción.
A finales de junio pasado, el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, anunció que Rusia suspendía sus pagos al Consejo de Europa para el año en curso hasta que no se restituyesen totalmente los derechos de su delegación.
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Rusia es uno de los principales contribuyentes al presupuesto del Consejo de Europa, en 2016 le destinó más de 30 millones de euros.