Los constructores rusos alcanzaron un nivel considerable en el desarrollo de un peculiar tipo de motor usado en los primeros 'drones': los pulsorreactores. El medio ruso Popmech habla de la actividad de la compañía rusa Enics fundada en los ochenta que se especializa en la producción estos aparatos.
"El turborreactor es muy complicado desde el punto de vista de la ingeniería, pero bastante sencillo en lo que respecta a los procesos de su funcionamiento. En el caso del pulsorreactor ocurre exactamente lo opuesto", explica el director de Enics, Valeri Pobezhímov.
Los pulsorreactores se destacan por la falta de partes móviles en su diseño. Lo único que sí se mueve en ellos es una válvula, que puede o no emplearse. El motor sin válvula está compuesto por dos tubos —de entrada y de salida— conectados con la cámara de combustión. Al poner en marcha el reactor, el combustible junto con el aire entra en la cámara. La mezcla se enciende y empieza a expandirse lo que inicia el proceso de propulsión.
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El combustible sigue entrando, tras lo cual los gases calientes vuelven a acceder a la cámara de combustión mientras que se absorbe aire fresco del exterior, retornando así una parte del gas caliente de la explosión inicial. Esto provoca la siguiente explosión en la cámara de combustión. La pulsación de los ciclos luego transcurre por sí misma.
Tras la Segunda Guerra Mundial los ingenieros soviéticos estudiaron los diseños alemanes y aplicaron la tecnología para las municiones guiadas.
Pero los misiles de pulso resultaron poco adaptados para superar la velocidad del sonido, así que los turborreactores se impusieron sobre ellos.
Lo suficiente veloces, altamente maniobrables y convenientemente mucho más baratos que sus análogos a turborreactores, los 'drones' eran capaces de soportar hasta 10 puestas en marcha —en un caso raro cuando una tripulación novata no lograba destrozar el misil-blanco—.
No obstante, vale notar que durante este período los procesos complicados relacionados con la propulsión a pulso no eran explorados plenamente, y tampoco existían materiales avanzados aptos para ampliar su potencia.
Uno de los 'familiares' de los pulsorreactores sigue considerándose como un prometedor concepto para los aparatos hipersónicos e incluso para los aparatos espaciales.
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