"Considero que es un proyecto geopolítico, pero también económico", aseveró el diplomático, quien trabajó durante varios años en Estambul.
"El Gobierno turco quiere tener buenas relaciones con Rusia, y desde el punto de vista de Ankara, este proyecto ayudará a contentar a Rusia", señaló.
Bryza estimó que "para Turquía esto representa la posibilidad de incrementar el volumen de suministros de gas, sin embargo, el precio del combustible es bastante alto, por ello Ankara necesita diversificar sus fuentes de recursos energéticos".
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"Desde el punto de vista de Rusia, Turk Stream permitirá en varios años evitar el pago a Ucrania por el tránsito de gas a Europa y ahorrar miles de millones de dólares, (…) lo cual indica que este proyecto es económico, aunque quizás no sea el mejor desde el punto de vista comercial", explicó el experto.
Uno de los ramales se utilizaría para suministrar gas directamente al mercado turco y el otro para transportarlo a Europa a través de Turquía.
El primer ramal empezó a construirse en mayo pasado y debe entrar en funcionamiento en marzo de 2018, el segundo quedaría terminado en 2019.