"Es un caso extraordinario", declaró a los medios Ígor Armicach, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. El especialista agregó que se trata de un fenómeno muy raro para la región.
Pero, ¿cómo se explica esta escalofriante invasión de arañas? Al parecer, las aguas residuales que se vierten en el pequeño río Soreq, ubicado cerca del bosque, contienen una enorme cantidad de nutrientes que sirven de alimento para los mosquitos.
Por su parte, las llamadas arañas tetragnátidas hacen telarañas para captar la mayor cantidad posible de estos insectos.
No obstante, esta situación no va a durar mucho tiempo. La pronta caída de las temperaturas va a producir un descenso de la población de mosquitos y, por consiguiente, de las arañas. Así que, con la llegada del frío, tendrán que buscarse un nuevo lugar para vivir… y para comer.